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¿Se puede comer yogur caducado después de la fecha de vencimiento?

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Llegar del trabajo y buscar ese delicioso yogur que te espera en la nevera y en el que has pensado todo el día, solo para darte cuenta de que la fecha de caducidad (o de consumo preferente) acaba de pasar, puede tentar hasta al más fuerte. Pero no te sientas culpable: probablemente una de las preguntas más frecuentes de los amantes del yogur es si se puede consumir un yogurt vencido.

Por ese motivo, en este artículo damos respuesta a si se puede comer un yogur vencido y cuantos días después de vencido se puede comer un yogur.

Índice de contenido

¿Podemos tomar un yogur vencido sin abrir?

Aunque normalmente se habla de yogures “vencidos”, es bueno tener en cuenta que desde hace tiempo no se establece fecha de caducidad sino de consumo preferente (Real Decreto 271/2014) precisamente con la intención de reducir el desperdicio de alimento, así como otras razones más técnicas del etiquetado y la legislación. Sin embargo, sin entrar en estas aristas del tecnicismo, la pregunta respecto al yogur caducado viene a ser la misma, y a referirse a la fecha que se pone en el empaque.

La respuesta sencilla a la interrogante de si se puede tomar un yogur vencido es que sí. La fecha de caducidad de los alimentos se establece con un margen de seguridad, así que no es como que el producto se va a deteriorar inmediatamente después de que llega la fecha que está marcada en el empaque. 

Y en el caso particular del yogur, siempre que se haya mantenido con una adecuada cadena de frío y que permanezca sin abrir, no debería haber ningún problema para consumirlo. Sin embargo, si el yogur ya está abierto o si no ha sido debidamente refrigerado, el cantar es otro.

¿Cuántos días podemos tardar en comernos un yogur caducado?

Ahora bien, es de interés saber cuánto tiempo dura un yogur vencido, ya que lógicamente debe haber un límite. Siempre recordando que ya no se habla de caducidad sino de fechas recomendadas, en general, pueden pasar entre dos y tres semanas después de la fecha de consumo preferente.

¿Los yogures conservan todas sus propiedades después de pasar la fecha de caducidad?

No necesariamente. Las propiedades nutricionales sí se conservan bastante bien, ya que el contenido de proteínas, minerales y muchas de sus vitaminas se preserva prácticamente en su totalidad. Sin embargo, el efecto probiótico puede verse reducido, ya que mientras más pasa el tiempo la cantidad viable de estos microorganismos benéficos beneficiosas se va reduciendo.

En relación con las propiedades organolépticas, puede haber cambios de sabor en el yogur, como un ligero incremento de la acidez. Pero cuando hay cambios de sabor y olor muy marcado lo recomendable sería descartar el yogur, ya que puede ser señal de deterioro.

¿Cuánto tiempo aguanta un yogur pasando la fecha de consumo preferente?

A este respecto, la Academia Española de Nutrición y Ciencia Alimentaria indica que, siempre que la cadena de frío se haya mantenido, un yogur puede ser perfectamente apto para su consumo incluso dos o tres semanas después de la fecha de consumo preferente. No obstante, es importantísimo considerar que esta norma puede variar dependiendo del fabricante y de otras variables; por ejemplo, si el yogur tiene otros ingredientes adicionales, como trozos de fruta o preparaciones dulces en el fondo del recipiente, este plazo puede reducirse.

¿Es peligroso para nuestra salud tomar un yogur caducado?

Siempre que se respeten las condiciones de conservación (refrigerado por debajo de los 5 ºC, aunque preferiblemente por encima de los 2 ºC para evitar que la textura se dañe), que el empaque esté en buenas condiciones y que no haya pasado un tiempo excesivo desde su elaboración, no debe ser peligroso consumir un yogur vencido sin abrir.

Dado que el yogur tiene un pH bajo por la producción de ácido láctico, y que tiene un elevado número de microorganismos beneficiosos que desplazan a los “malos”, la probabilidad de conseguir microorganismos patógenos es baja. 

Por supuesto, si el empaque ha sufrido algún desperfecto, si se rompió la cadena de frío o si ha pasado mucho tiempo, sí que puede haber un deterioro que nos siente mal. El mayor riesgo sería el crecimiento de hongos, pero afortunadamente suele ser evidente cuando hay contaminación y crecimiento de moho o de levaduras. Los mohos no generan intoxicaciones con manifestaciones digestivas como muchas de las bacterias que encontramos en la comida, pero existen algunos mohos que producen toxinas (como las aflatoxinas) con efectos adversos y acumulativos en el organismo.

Tres señales de que ese yogur que te quieres comer está malo o se ha echado a perder

Siempre debes observar con detalle el estado de tu yogur antes de decidir si lo consumirás, y es recomendable descartarlo si hay evidencias de deterioro o si hay cambios sensoriales marcados. El deterioro del yogur puede venir de tres fuentes: microbiana (por acción de mohos y levaduras), enzimática y química; siendo la microbiana la más probable. Estas son algunas señales de alerta:

  • Cambios de color y/o manchas superficiales.
  • Producción de gas, con abombamiento del recipiente si todavía está cerrado, o burbujas en el yogur.
  • Sabor amargo, rancio o “a levadura”.

La aparición de mucho lactosuero también puede acompañar alguna de estas alteraciones, pero no es una señal de deterioro per se, puesto que hay muchas otras razones que originan la sinéresis y la aparición del suero que no tienen que ver con la aptitud de consumo.

¿Por qué los yogures artesanales caducan antes que los industriales?

Si se compara el tiempo de vida útil entre los yogures artesanales y los industriales, por lo general, hay una caducidad más temprana en el primer caso. Esto no es de extrañar por varios motivos. 

En primer lugar, la elaboración industrial conlleva una estandarización y automatización del procedimiento de producción y de envasado que permite controlar con mucho detalle las características finales del producto que favorecen su conservación, como el pH y la composición y cantidad de microorganismos viables presentes. 

En segundo lugar, es común que los productos industriales contengan aditivos, como estabilizantes, que ayuden a “perfeccionar” y mantener algunas propiedades sensoriales.

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